El General Galtieri mantenía una fluida relación con Estados Unidos, y el presidente pensó contar con el beneplácito norteamericano para el intento y creyó que, en definitiva, los británicos negociarían la posesión de las islas una vez reconquistadas por tropas argentinas, por esta razón, necesitando el apoyo popular decidió lanzarse a la guerra.
El 30 de marzo de 1982 un paro convocado por la CGT convocó a una manifestación en plaza de Mayo, donde el pueblo expresó el descontento ante la condición socio política del momento; dos días después, el 2 de abril el grupo Lagartos desembarcó en Malvinas y tomó posesión de las islas. Ese mismo día la plaza de Mayo se llenó de gente en apoyo del operativo. La islas han sido recuperadas luego de casi 150 años de ocupación británica, la noticia aumentó el patriotismo y el impacto emocional en la población.

El general Luciano Menéndez, nombrado gobernador de las islas, se instaló en Puerto Argentino. Soldados conscriptos, recién incorporados, fueron enviados al frente. Margaret Thatcher, primera ministra británica, ordenó el envío de tropas para "reconquistar" las Islas, mientras hacía la correspondiente denuncia en la ONU. EEUU, a través de su presidente Ronald Rigann brindó a los ingleses información satelital, modernos armamentos y apoyo político entre otras cosas, sumándole a esto un embargo económico a Argentina.

La junta militar procedió a reclutar jóvenes argentinos, sin instrucción militar, la mayoría de los cuales provenía de provincias pobres del interior del país. Por desgracia, fue notorio el hecho de que la Argentina no se esperaba tener que llegar a estas instancias, ya que el equipamiento, tanto la vestimenta como el armamento fue considerado inadecuado y en algunos casos perjudiciales. En cambio los ingleses poseían mucha más preparación y equipos más adecuados para el clima y la zona. Estas diferencias fueron notorias desde el comienzo, las fuerzas inglesas ganaron la primera acción bélica importante, el bombardeo al aeropuerto en puerto argentino el 1 de Mayo. Otro hecho que desanimó las fuerzas argentinas, fue el hundimiento del crucero General Belgrano, atacado fuera del área de exclusión.
Independientemente del valor personal de numerosos combatientes, nuestros soldados argentinos, no pudieron enfrentar a una de las potencias de Occidente, apoyada por los Estados Unidos y por la Comunidad Europea, que contaba con satélites de observación, armas y tácticas modernas y una clara definición del enemigo. El ejercicio del poder había desviado a los militares argentinos de su tarea específica y se cometieron serio errores en la guerra.

La derrota llegó rápidamente. Una visita del Papa Juan Pablo II intentó atemperar lo inevitable. El 14 de junio el general Menéndez rindió el ejército argentino ante el inglés, finalizando así una guerra que duró 74 días, en donde murieron 654 argentinos y que dejo secuelas inolvidables en los combatientes de la misma, llevando a varios al suicidio.

La derrota llegó rápidamente. Una visita del Papa Juan Pablo II intentó atemperar lo inevitable. El 14 de junio el general Menéndez rindió el ejército argentino ante el inglés, finalizando así una guerra que duró 74 días, en donde murieron 654 argentinos y que dejo secuelas inolvidables en los combatientes de la misma, llevando a varios al suicidio.

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