lunes, 25 de julio de 2011

EL KELPER QUE SE NACIONALIZÓ ARGENTINO

Nació y vivió parte de su vida en las Islas Malvinas ahora vive en Buenos Aires, donde conoció a su esposa, la madre de sus dos hijos. Habla español "argentinizado".

El miércoles 14 de junio, recibió el DNI argentino de la mano de Cristina de Kirchner y en los días siguientes al acto que lo condecoró como el primer malvinense en "hacerse" argentino, James Peck, de 42 años, tuvo más de 300 solicitudes de amistad en su perfil de Facebook e infinidad de llamados de la prensa. Pero él no atendió a nadie y prefirió quedarse en silencio, hasta ahora, con sus recuerdos y soltando, al fin, el llanto contenido junto a su familia.

"Todo lo que pasó fue un shock, fue increíble, no tenía idea que esto iba a pasar. Las palabras de la presidenta fueron 'rebien'. Los dichos de Cristina fueron muy emocionantes para mí. Por eso yo miraba el cielo y quería llorar porque pasaban muchas cosas por mi mente. Allí no lo hice. Me contuve. Pero después lloré un montón", contó James.


¿KELPER O MALVINENSE? Según Peck, ni uno ni otro: isleño a secas. Así prefiere denominarse el flamante ciudadano argentino, nacido en 1968. "Tengo mi pasado vivido en las islas, pues no puedo ni me siento kelper, aunque malvinense tampoco. Isleño está bien. Es un término medio y nadie puede ofenderse", argumenta el artista plástico.

Pero viviste en las islas, viajás seguido a Buenos Aires y estudiaste Arte dos años en Londres. ¿Con qué cultura te identificás más?
Los kelpers salieron de Europa hace casi 100 años. Definitivamente no soy inglés. Incluso, tampoco me siento kelper. Me siento más sudamericano que inglés, me siento latinoamericano. Es una cuestión cultural. Estoy cómodo acá, en este rincón del mundo. Para mí es raro vivir siendo un latinoamericano y pensando que soy de Europa.

HIJO DE LA GUERRA.
James nació hace 42 años en las islas. Fue la cuarta generación de kelpers en las Malvinas. Su padre, Terry Peck, colaboró con el Ejército inglés para "liberar" a las islas de manos argentinas. Ambos mantuvieron una relación conflictiva durante varios años por claras diferencias ideológicas, aunque Peck, "más grande, más tranquilo", ahora prefiere olvidar las heridas y reconciliarse con las cuatro generaciones británicas de su familia que lo precedieron en las Malvinas.
"Mi padre murió en el 2007. Tengo mucho amor y buenos recuerdos de él. Tuvimos conflictos, sí, pero ahora soy papá de dos chicos argentinos y prefiero olvidar lo malo. ¿La mayor diferencia entre nosotros? Creo que estuvo en que, para mí, era mejor el arte y, para él, la guerra. Para mí podemos cambiar el mundo de otra manera. Tiene más sentido. Mi papá vivió por la guerra, y yo con el arte", narra.

Ahora, que tenés ciudadanía argentina, ¿tu idea es dejar las islas definitivamente?
Ahora no viviría en las islas, no creo. Hay mucha reacción negativa allí luego de mi nueva documentación. Creo que no podría ir. Igual, no tengo ganas de volver. En Buenos Aires tengo a mi familia, y el nuevo documento argentino me permite poner toda mi cabeza en un lugar. Antes vivía en dos lados. Era un problema, porque no estaba tranquilo en ningún lugar. Extrañaba a mis hijos. Ahora no.

¿Cuáles fueron esas "reacciones negativas" que recibiste de las islas?
Tuve varias malas reacciones de allí. Algunos kelpers me mandaron mensajes negativos por correo o por Facebook, porque no les gustó que tuviera DNI argentino. Pero también tengo mensajes de felicitaciones. Es loco. Todo el mundo reaccionó. Ahora son como 300 las personas que quieren ser mis amigos en Facebook. Y muchos tienen mi cara en su perfil. No tenía esa idea. La gente es distinta aquí. Son muy apasionados... SOMOS muy apasionados. Todo esto fue un verdadero shock.

La historia de James y la Argentina comenzó de pequeño. Su madre, ya separada, se puso de novia con un empleado de YPF que vivía en la isla hasta antes de la guerra. Después, fue el propio James el que se enamoró de una de las poquísimas argentinas de Puerto Argentino –después del conflicto apenas quedaron unos treinta–.

El año pasado, en un reportaje con Clarín, Peck contó lo que fueron aquellos años de convivencia con el novio argentino de su madre: “Trajo mucha alegría a la casa. Tan acostumbrados a la frialdad de las islas, me acuerdo que eran días festivos, que comíamos pizza, que había reuniones seguidas en la casa”.

Poco a poco, James comenzó a convertirse en una rareza. No sólo tenía simpatía por los “argies”, sino que además había decidido ganarse la vida como artista plástico en un lugar donde no abundan ni argentinos ni galerías de arte. En varios reportajes, James habló de las “represalias” que sufrió en Malvinas por oponerse a la guerra y por sentirse cercano al “enemigo”. Así, James decidió radicarse en Buenos Aires, donde ahora –ya separado– viven también sus dos hijos.

Entonces, el DNI argentino no hizo más que pasar en limpio esa historia con el “continente”.

Andrés Federman, jefe de prensa de la Embajada Británica, le bajó la connotación política al hecho y le dijo a Clarín que “es una decisión individual de James Peck, no podemos tener una postura al respecto. Todos los días hay gente que adopta nacionalidades de otros países”.

Hace más de diez años que James Peck viaja a Buenos Aires y vivió allí seis de ellos. Es que allí está su mujer –oriunda de la provincia de Buenos Aires– y sus dos hijos (cuya identidad Peck prefirió preservar). La idea de irse de las islas comenzó hace rato, pero todo se dificultaba a la hora iniciar los trámites de nacionalización. No obstante, hace tres meses presentó la solicitud y esta fue dada con todos los honores. Gracias a la nueva identidad legal, James puede soñar con vivir en nuestro país. Recién en febrero de este año, y luego de pasar tres meses refugiado en su pequeña vivienda de la isla "para pensar bien la decisión", el ahora argentino dio el gran paso y se mudó de territorio.

Según confesó Peck, hubo "varias razones" por las cuales se convenció de que sería mejor pasar de kelper a criollo. "Quería que mis hijos fueran argentinos con todas las letras, como mi mujer. También necesitaba estar con mi cabeza tranquila. Yo tenía problemas con mi cabeza en todos lados", señala el artista, a quien hace rato le gustan las políticas del Gobierno nacional, en relaciones exteriores, porque son "muy antimilitares".

Sin embargo, uno de los episodios más difíciles que tuvieron que atravesar él y su mujer en las Malvinas fue en el 2002, cuando en un hospital local no quisieron asistirlos en el parto de su primer hijo. "Estábamos en las islas en ese momento y ahí fue donde se concretaría el parto. A mí mujer no la quisieron atender, porque era argentina. Ellos dijeron otra cosa, pero yo sé que fue por eso. Imagínate... ¡Era la primera mujer argentina embarazada de un kelper! Fue difícil denunciarlo, porque nadie reconoce algo así. Pero tenemos que olvidar esas cosas", cuenta James.

¿Ahora, cómo soñás tu futuro?
Tranquilo, con trabajo como un ciudadano más. Pintando y más cerca de mis hijos. Viviendo en Buenos Aires sin pensar en los dos lados. Voy a vivir simple. Creo que uno debe arreglar las cosas malas en su mente y simplemente dejarlas ir. Sólo quiero pensar en el ahora y seguir adelante.

El arte de Peck en Buenos Aires
James Peck sabe que Buenos Aires será su refugio afectivo, pero también el lugar donde tiene más chances de desarrollar su arte como pintor y fotógrafo artístico. De hecho, hace varios años que el artista plástico comenzó a probar suerte en la gran ciudad, donde expuso en numerosas salas de arte y su obra fue difundido en varios medios de comunicación nacionales.

El año pasado, el isleño, amante del arte pop del norteamericano Andy Warhol, presentó una muestra pictórica en un centro cultural en la ciudad de La Plata, y para este año también planea exponer, aunque todavía no definió el lugar. "Siempre viví de la pintura, incluso en las Malvinas, en donde casi no hay movimiento cultural. Aquí me aceptaron siempre y espero que así siga ocurriendo", desea Peck.

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